La educación emocional es una alternativa para prevenir e intervenir efectivamente. Esto implica entrenar en el día a día estas habilidades:
- Conciencia emocional.
- Empatía.
- Poner límites.
- Formas aceptables de expresión y relación con los demás.
- Quererse y aceptarse a uno mimo.
- Respeto.
- Solución de problemas interpersonales.
¿Cómo lo hago?
Ayuda a tu pequeño(a) a identificar su estado emocional y expresarlo mediante el lenguaje verbal y no verbal y, edúcalo(a) para que reconozca las emociones en los demás.
Para comenzar debes sabes qué son las emociones y para qué sirven. Una emoción es una experiencia con al menos tres tipos de respuesta:
- Cognitiva (pensamientos o ideas).
- Conductual (acciones, omisiones o respuestas verbales).
- Fisiológica (sensaciones corporales, placenteras o displacenteras).
Vamos a explicarlo con un ejemplo:
Imagina que ves una araña, grande y negra, ante este estímulo, aparece una emoción: EL MIEDO. Su manifestación podría ser de esta forma:
TIPOS DE RESPUESTA
- Cognitiva:
“Ay, está muy grande quizá sea venenosa” “que fea, me puede picar”
- Fisiológica:
Aumento en la sudoración y en el rito cardiaco.
- Conductual:
Alejarse, gritar o pedir ayuda.
Tu cuerpo identificó un estímulo, lo evalúo y determinó que puede ser peligroso, por lo que se activa el MIEDO, lo que implica huida o búsqueda de ayuda para eliminar la amenaza.
Las emociones sirven para mantenernos a salvo, facilitan la interacción social, nos ayudan a comunicar estados afectivos, fomentar apegos, a identificar lo que nos gusta y lo que no.
Casi todas nuestras experiencias conllevan una emoción de mayor o menor intensidad y de diferente cualidad, podemos decir, entonces, que las emociones siempre están presentes en nuestras vidas, por lo tanto TODAS tienen un fin, no hay emociones buenas ni malas, solo son placenteras y displacenteras.
En conclusión las emociones son AMIGAS.