¿Comer para vivir o vivir para comer? Cuando las emociones guían la alimentación infantil

Cuando las emociones guían la alimentación infantil

¡Mami, tengo hambre! ¡Papi, quiero algo para masticar! ¿No te pasa que a veces parece que no tienen límite en cuanto a lo que comen? A veces no es tanto lo que comen en sí, sino la forma. Es como una cuestión de frecuencia. Tampoco sería la intensidad porque no son grandes cantidades. Pero sí notamos un desorden en la pauta para alimentarse. Una forma de “pica” que pasa solapada entre las actividades, los ritmos que impone el día a día, donde a veces nuestros trabajos no son con horarios fijos ni en un mismo espacio sino que en el medio debemos hacer cambio de planes.

Alimentación en los niños

La ansiedad detrás del hambre constante

De la manera que sea, vemos que nuestro hijo muestra una ansiedad que se manifiesta en la forma de vincularse con la comida. Parecería que nada es suficiente pero, a su vez, quizá se sienta satisfecho de manera inmediata y termine dejando lo que pedía. Algo así como probar de todo, en todo momento, pero no llegar al máximo. Tocar la existencia, toda, pero de a poquito.

Hambre física vs. hambre emocional

A veces detrás de lo que puede parecer ansiedad también se puede esconder algo del orden de lo depresivo. No siempre comemos por los mismos motivos. No siempre nos alimentamos por hambre física sino emocional. El cuerpo no pide alimentos, sino que parecería que el ser lo pide, una nada que nos habita, un vacío, un hueco que parece no podemos llenar.

La sobreestimulación y el vacío emocional

Hoy por hoy, los niños se ven desbordados de estímulos pero, sin embargo, nada les basta. Parecería que no logran entretenerse por mucho tiempo y necesitan de otro de manera constante que los entretenga. Esta forma de alimentarse, que sería más del orden emocional, estaría vinculada con cierta dificultad para sostenerles el aburrimiento.

El valor del aburrimiento constructivo

Unido a lo que hablamos en el tema anterior, aquí también vemos la ausencia de límites, orden y prioridad. El niño debe poder aburrirse, sondear en ese malestar y, por sí mismo, salir de él. En este caso hablamos de estar transitando un vacío estéril en el que no se hace nada, no se elabora ni se crea nada nuevo, para poder llegar a un vacío fértil, donde el estar solo pueda significar un terreno propicio para la creatividad, el adueñarnos de nuestro espacio de soledad, encontrar nuestros recursos para hacer algo con la nada, con el ocio y la falta de entretenimiento externo. Si se aburre, que aprenda a des-aburrirse.

El alimento emocional vs. la comida física

Esta falta de alimento emocional no se llena con comida. No se resuelve el conflicto de base. Es mejor criar niños fuertes que reparar adultos rotos.

Encuentra ayuda con un psicólogo infantil en Miami

Si notas que tu hijo muestra signos de hambre emocional, es importante buscar ayuda profesional. Un psicólogo infantil puede ofrecer estrategias efectivas para manejar estas conductas y ayudar a tu hijo a desarrollar una relación saludable con la comida y sus emociones. En Miami, estamos aquí para apoyarte en este proceso.


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MiriamVega.

Me entusiasma compartir contigo información que he recabado en mi trayectoria como terapeuta infantil y mamá. En este espacio encontrarás temas relacionados con el desarrollo socio emocional de tus peques, juegos, cuentos infantiles, estrategias y técnicas para hacer más fáciles los días difíciles.